12 - Medea

Medea, hija del rey Etes de la Cólquida y de la ninfa Idia, era una bella hechicera como su tía Circe.  Era sacerdotisa de Hecate, de la que se supone aprendió los principios de la hechicería.  



Pero veamos por que fue conocida y famosa Medea.  

Cuando Medea estaba en la flor de su juventud llegó al reino de la Cólquida la expedición de Jasón y los Argonautas (ver el Vellocino de Oro, entrada 6).  Como sabemos, durante la primera noche de estancia de los Argonautas en el palacio real de Etes, en lo alto del Olimpo se cocinó el favor de Hera y Atenea hacia Jasón.  La cosa és que viendo tanto una como otra diosa que el único camino para que Jasón reinara de nuevo era que se casara con la heredera del reino de la Colquida, hicieron intervenir a Afrodita rogándole que su hijo Cupido disparara la certera flecha en el corazón de Medea para que sintiera un deseo irrefrenable por Jasón.  Así se hizo, aunque Cupido pidió a su madre a cambio algún favor que no se llegó a saber por aquel entonces.  

Medea influyó en su padre para que negociara la devolución del Vellocino de Oro. Etes aceptó de mala gana pero puso como condición que Jasón matara al  dragón que custodiaba al Vellocino, que arara un campo con unos bueyes de fuego y que, además, sembrara los dientes del dragón en él.   Jasón ayudado por la magia de Medea fue capaz de cumplir cada una de las condiciones que había impuesto el rey Etes, pero este secretamente planeaba matarlo y no dejar que se llevara el Vellocino que Jasón había recuperado.   

Medea sabiendo el fin que esperaba a su amado, entró por la noche en sus aposentos y lo puso en guardia prometiéndole que si se casaba con ella le acompañaría allí a donde fuera y le seria fiel toda su vida.  Jasón vio lo conveniente que era aceptar la oferta de la hechicera y se dispuso a huir con el Vellocino recién conquistado antes que el rey de la Cólquida se lo arrebatara. 

Gracias a las artes mágicas de Medea lograron escapar con el bajel Argos y finalmente llegaron al mar abierto en donde dejaron atrás a sus perseguidores y pusieron dirección a Corfú.  Allí fueron recibidos por el rey Alcinoo que los alojó en su magnifico palacio.  Resultó que a los pocos días llegó una delegación del reino de la Cólquida reclamando que les fuera devuelta la princesa Medea sino querían arriesgarse a una guerra, pero en secreto el emisario confesó al rey que solo debía ser devuelta si todavía era virgen.  Durante la cena de gala, la reina Arete, que había quedado cautivada por la belleza de Medea, le advirtió de las condiciones secretas que había oido de la boca de su marido.  Esa misma noche Jasón y Meda yacieron juntos sobre la piel extendida del mismísimo Vellocino de Oro y de esta forma Medea consiguió eludir, al día siguiente, la amenaza de ser devuelta al reino de la Cólquida.   

Partieron de Corfu y se dirigieron a Creta, pero al llegar contemplaron al enorme guardián Talos que les impedía acercarse al puerto bajo la amenaza de hundir el Argos con unas enormes piedras que tenia preparadas.  Fondearon a buena distancia y por la noche Medea desembarcó en una chalupa para averiguar como podían vencer al gigante.  Como sabemos por la historia de Dédalo, Medea se enteró en la ciudad de quien era el que había construido al autómata.  Poco después mediante sus hechicerías consiguió desvelar el secreto que Dédalo guardaba sobre el punto débil de Talos.  Al día siguiente, antes de que amaneciera, regresó al Argos y comunicó su descubrimiento a Jasón el cual hizo aproximar al Argos hasta la distancia de un tiro de arco y le hundió al gigante una flecha incendiaria en la pierna justo en donde estaba el deposito de aceite que hacia funcionar el sistema hidráulico.  Talos se incendió fundiéndose rápidamente todas las piezas de bronce y derrumbándose.  La destrucción del gigantesco autómata dejó a los barcos extranjeros libres de la amenaza que durante 20 años había protegido Creta. Los mismos cretenses, y sobre todo los comerciantes, festejaron el hecho con grandes muestras de júbilo.   Al llegar a puerto Jasón no explicó a nadie que él era la causa del incendio y pudo recalar mientras se aprovisionaba para seguir el viaje.  El rey Minos no sospechó,  y siguió pensando que un rayo de Zeus era la causa del incendio. 

Navegaron de nuevo en dirección al reino de Yolco en donde el tio de Jasón, el rey Pelias tenia que abandonar el trono si Jasón cumplía con el trato de devolver el Vellocino de Oro.  Pero en el ultimo momento Pelias se hizo atrás y no accedió a devolver el trono.  Entonces Medea concibió un plan para deshacerse del tirano sin matarlo ella misma.   Como que Pelias era ya muy viejo y tenia dos hijas, Medea las reunió para decirles que tenia una poción para devolver la vitalidad al viejo rey.  Preparó un caldero en donde cocinó un carnero viejo al que previamente sacrificó y troceó, después de añadirle unas pociones mágicas del caldero surgió un cordero joven lleno de vitalidad.  Asombradas,  las hijas de Pelias le pidieron la pócima mágica a Medea y procedieron a trocear al viejo Pellas para devolverle la juventud.  Desgraciadamente la pócima no funcionó y las propias hijas acabaron con su padre.  

A pesar de haberse librado de Pelias, los habitantes de Yolco aborrecieron el magnicidio y la pareja con sus dos hijos tuvo que huir hacia Corinto, en donde Medea pretendía tener derechos al trono.  Allí pasaron unos años felices, los últimos de la pareja, hasta que el rey de Corinto, temiendo que finalmente Medea hiciera efectiva su pretensión al trono, acordó traidoramente con Jasón que abandonando a su esposa este se casara con su hija la princesa Glauca asegurándose así la descendencia propia.    Jasón ambicionando poseer un reino finalmente cedió al plan y repudió a Medea.  

Medea sufrió una enorme decepción después de todo lo que había hecho por Jasón, tanta que deseó la muerte de sus propios hijos como venganza. Es terrible.

Euripides, muchos siglos más tarde puso en su boca un monologo famoso cuando anuncia a las mujeres de Corinto la traición de su esposo.  Yo me he permitido reescribirlo con palabras escogidas, pues a mi entender la traducción del griego actual deja mucho que desear, asi que estas son mis palabras, las que pongo en boca de Medea, pronunciadas bajo la influencia de la lectura de Euripides.

"Es a vosotras, mujeres corintias, a quienes me dirijo para que conozcáis mi pesar y así no me consideréis extraña, aun siéndolo, pues sé que algunos extranjeros en tierra ajena, alejados como están de los suyos, se muestran orgullosos y altivos, mientras que otros de costumbres apacibles se vuelven transparentes y parecen no existir.  Por eso hoy salgo de mi palacio a hablaros, pues el que recibe hospitalidad debe adoptar las costumbres de quien lo acoge.  El mal que me aflige cuando menos lo esperaba, ha desgarrado mi corazón acabando conmigo, y como la vida ya no tiene más atractivo la muerte és lo único que me puede consolar.  Por que, mujeres corintias, tenéis que saber que mi esposo, el peor de los hombres, me ha abandonado cuando en él tenia depositada mi mayor dicha.  Pues sabed que de todos los seres las mujeres somos las mas desventuradas, porque necesitamos comprar un esposo a veces a costa de grandes riquezas y darle el señorío de nuestro cuerpo, siendo este mal peor que el primero pues nos exponemos a su capricho sin saber si será bueno o malo con nosotras.  Y si acaso el mal prevaleciera,  el divorcio no és justo con la mujer pues no nos és permitido el repudio del marido sino solo la aceptación de aquel cuando és el hombre quien lo insta.  Por demás y habiendo de observar nuevas costumbres y leyes como las del matrimonio, és preciso ser adivina para saber como conducirse con nuestro esposo.  Si congenia con nosotras y el bien predomina, si sufre sin repugnancia el que considera un yugo, és envidiable nuestra vida, pero sino más vale morir.  Porque a diferencia de nosotras, atadas al hogar por nuestras obligaciones, el esposo cuando se halla mal en casa se ausenta y se liberta del fastidio en casa del amigo o en la bodega de cualquier mercader.  Y aunque nos dicen que nosotras estamos libres del peligro que ellos afrentan cuando armados de una lanza pelean,  piensan mal pues que mas quisiera yo que empuñar tres veces un escudo y una lanza antes que afrentar un solo parto.   Pero vuestra suerte és distinta que la mía, pues estáis en vuestra patria, en vuestro hogar paterno y disfrutáis de vuestros amigos, mientras que yo sin ellos, desterrada, sufriendo afrentas de mi marido, que me robó de mi país para él extraño, no tengo ni padres, ni hermano que murió a mis manos para salvar a mi marido–, ni pariente alguno que me consuele en esta calamidad.  Así entenderé vuestro silencio aunque os demande ayuda y medios para vengar el mal que mi esposo me causa, por que siendo la mujer tímida y cobarde en la lucha, cuando la injuria afecta a su tálamo conyugal, no hay nadie más cruel ni tan capaz de mirar de frente al acero. " 

Medea arrastrada por los celos concibió un plan para acabar con la princesa Glauca.  Preparó un manto hechizado  e hizo que sus propios hijos llevaran el regalo sabiendo que la furia del rey acabaría con sus propios hijos.  Así sucedió. Al ponerse el manto la princesa ardió como una tea al liberarse la magia que la tela contenía y el propio rey enfurecido atravesó con su puñal a las criaturas portadoras del mágico regalo.   Medea, perseguida por el pueblo tuvo que refugiarse en el templo de Hera y fue rescatada por un carro tirado por serpientes aladas que le envió su abuelo Helios.  

Tras errar por diferentes lugares Medea llegó a Atenas en donde pidió protección al viejo rey Egeo, este no solo la protegió sino que le pidió que se casara con él para tener un hijo.  La hechicera cumplió sus expectativas y engendró mágicamente un hijo al que llamaron Medo.  Pasaron unos años y cuando regresó Teseo casado ya con Ariadna, se descubrió que era hijo secreto de Egeo.  Cuando este intentó que su verdadero padre lo reconociera,  Medea lo tomó como una amenaza para su propio hijo e intentó envenenarlo.   Pero Teseo la descubrió y acusada del intento de homicidio tuvo que huir de nuevo, esta vez con su hijo.  

Llegó a Fenicia y de allí paso a Asia, en donde se casó con uno de los reyes más poderosos, al que sucedió en el trono.  Al cabo de unos años se enteró de que su padre Etes había sido destronado por su hermano Perses.  Rápidamente Medea y su hijo Medo al frente de un poderoso ejercito acudieron en ayuda de su padre y Medo mató en la lucha a Perses.  Etes concedió el nombre del nuevo país a Medo y a partir de ese día el reino de la Cólquida se llamó Media.  

Cuando finalmente Medea murió le fue concedido por los dioses del Olimpo la morada en los Campos Elíseos en donde vivió feliz.  Dicen que allí se enamoró de Aquiles con quien acabó casándose.  Pero este és un hecho que, de momento, no hemos podido confirmar.